Ya me di cuenta que cada vez que quiero actualizar este espacio (sobretodo cuando pasa mucho tiempo) tiene como objetivo expresar mi ira contra otra persona.
Alguien a quien quiero mucho me dijo una vez que de vez en cuando eso es bueno; desahogarse y sentir rabia contra los que están a tu alrededor y los que no están tan cerca (especialmente esos), porque un defecto mío es guardarme todo lo que siento, y cuando lo hago, es porque es justo y necesario. Sin embrago, cuando no es así, es que las cosas pasan, las relaciones acaban y el odio aparece sabiendo lo que mejor sabe hacer.
Desde hace tiempo sentía que esto iba a venir, pero me quedé quietecita y esperando cojerle la caida a esa persona (quien no lee este blog y es parte de mi pasada vida, donde ni siquiera ningún miembro de mi familia conoce el asunto), ya que lo único que hace esa personita es ocultarle a uno cosas que no tienen que ser ocultadas (suena complicado escribirlo, pero ya uds. entienden).
Lo bueno del caso es que la segunda persona involucrada en este lío, confirma todo y me dice vainas que la primera persona dijo de mí que ni van al caso. Básicamente, la primera persona habló a mis espaldas de asuntos que no son ciertos. Como esta sociedad es así de Harry Potter (por favor, sólo unan la H con la P y ya saben lo que obtienen), no me colocaré a discutir, ni enfrentar las verdades, lo que sé hacer, como siempre, es quedarme callada, para que al final las cosas se le devuelvan.
Lo único que debe saber es que si sigue haciéndolo, va a perder vínculo conmigo y todo lo que significa para mí. Tonta no soy (y que me las tire de tonta es otra cosa), y es una lástima porque consideraba a esa persona como alguien con neuronas para no meterse con temas que son importantes para mí. Te retiro el buen nombre que te puse, y te retiro esa admiración que llegué a tener. Puedo perdonar y olvidar, pero nunca ambas.
Agradeciendo la atención prestada,
Reiko Ukyo